1er aniversario de la muerte de Camilo (desde Costa Rica)

A un año de haberle dado la bienvenida y a la vez, la despedida a nuestro Camilo, quisiera compartir todo lo hermoso que nos ha sucedido durante este año y todo lo que hemos podido aprender gracias a él. 

  • La experiencia del plan de parto de Camilo fue tan exitosa con nosotros y con el personal médico que la utilizó, que la Clínica de Cuidados Paliativos del Hospital Nacional de Niños en Costa Rica la ha replicado en 5 hospitales del país, con papás que tuvieron que pasar por la misma experiencia.

 Camilo abrió un caminito para que los papitos que saben que deben despedir a sus bebés, lo puedan planificar como un acto de amor, dentro de todo su dolor. 

  • Camilo y su pequeña historia, es utilizada en los talleres de duelo de nuestros incondicionales amigos de la “Red el hueco de mi Vientre” en España, que siempre está ayudando a que papás como nosotros puedan vivir esta experiencia de la mejor manera.

 No podemos estar más orgullosos de él y de todo lo que hizo, hace y seguirá haciendo desde el cielo; sin embargo, a través de Camilo también hemos sido testigos del largo camino que falta en nuestra sociedad en general para comprender y manejar el duelo de los padres de bebitos y no tan bebitos que han partido.

 Con Camilo aprendimos que…

 …. solo un papá en duelo puede realmente comprender a otro papá en duelo. La vida nunca te prepara ni te enseña a enterrar a tus hijos, solo a tus padres, o a tu conyugue, o a tus hermanos, etc.

 … la gente tiene prisa de que “se te pase rápido la tristeza”, porque, aunque no te lo dicen, la mayoría de las personas piensa que “era solo un bebé” y que “debe olvidarse rápido porque no existían vínculos” o que con “tener otro hijo ya se sustituye fácilmente la pérdida”.

 … el enamoramiento al ver nacer a tu hijo que sabes que va a fallecer es inmediato, instintivo y eterno como el de cualquier otro padre a su hijo, sin importar su aspecto físico o sin importar haberlo conocido solo por unos minutos.

 … la agonía de un padre cuando a su hijo le detectan una enfermedad incurable y todo el periodo de “espera” antes de fallecer, se asemeja al embarazo desde que sabes que tu hijo tiene una incompatibilidad con la vida. Es eternamente angustiosa y emocionalmente de lo más desgastante que pueda existir.

 … es muy doloroso que tu familia o amigos no hablen de tu hijo fallecido, duele que se le olvide o que se evite hablar de él para “no entristecernos”.

 … la muerte es algo tan mágico y natural a la vez, que a veces la deseas solo para estar con tu hijo, sin que esto signifique absolutamente nada negativo, sino solo el anhelado reencuestro algún día con ellos.

 … el poder de la oración es infinito, sin duda alguna.

 Pero definitivamente el mayor de los aprendizajes con nuestro Cami, ha sido el enseñarnos a transformar el DOLOR en AMOR y con esto el intentar todos los días ser una mejor versión de nosotros mismos en todo lo que hacemos.

 Vemos a Camilo todos los días de nuestra vida.

Lo vemos de noche, en alguna estrella en el cielo. Sabemos exactamente cuál es y dónde está.

Lo vemos de día, en los colibríes que beben de las flores de nuestra casa y en el arcoiris de la tarde.

Lo vemos en su hermanito Ignacio y en cada milagro que ocurre en nuestra vida.

 ¡Sabemos que está bien y que juega todos los días con muchos otros niños que también tuvieron una corta pero significativa misión en la Tierra!

 ¡Cami, te amamos pequeñito, hasta el infinito y eternamente más allá!!!