En estado de shock

Es muy habitual ver en las películas o en las noticias que alguien se queda “en estado de shock” al recibir una mala noticia, estar en un accidente o experimentar un hecho traumático cualquiera. Muchas pacientes explican que en aquella situación se quedaron sin poder reaccionar, y ese no saber o no reaccionar es lo que les hace sentir gran malestar: “y si…”, “Debería…”, “Tendría…”. Esa reacción de shock es también la más típica en caso de abusos sexuales, sobre todo cuando el comportamiento proviene de una persona apreciada, valorada o del entorno.

Reacción normal ante un hecho que no es “normal”

Lo primero que hay que saber es que la reacción de congelación o shock es NORMAL.

Esto es muy importante porque en nuestra cultura se valora como algo negativo o patológico, o al menos como no deseable. Pero tenemos que conocer las respuestas normales de superviviencia. Son 3:

  • Lucha
  • Huida
  • Congelación

No hay unas peores que las otras. Todas tienen su función. No hay una manera “correcta” o “incorrecta” de sentir, pensar o responder en estos casos. Es posible que alguna se active más fácilmente porque en el pasado es la que se aprendió y, ante situaciones similares ( ya sean estímulos, emociones, sensaciones), es la que se activa primero.

Los seres humanos tenemos 3 cerebros por clasificarlos de alguna manera (y seguramente esta concepción irá cambiando a medida que vayan surgiendo nuevos descubrimientos en neurociencia):

  • Neurocórtex o cerebro racional
  • El Sistema Límbico, cerebro Medio, o cerebro emocional
  • El Cerebro Reptiliano, responsable de las reacciones fisiológicas, que compartimos con animales inferiores.
EnestadodeShockhttp://www.salesbrain.com/neuromap-overview/3-brains/

La información que recibimos de las experiencias que estamos viviendo pasa por los 3. Si hay una situación inesperada, potente, desbordante, puede o que sea demasiada información de golpe y el cerebro se colapse y se “cuelgue” como un ordenador, o que se active el cerebro reptiliano y ponga todo el cuerpo en alerta para responder. Es por ello, que en esos momentos el cerebro racional y el lenguaje pueden no funcionar o pueden ir más lentos o desorganizados, el cerebro está por sobrevivir, ahora no toca tratar con la información. De ahí que se recomiende que en caso de dar malas noticias (de un diagnóstico o estado de salud propio o de un familiar, de un hijo sea nacido o en gestación) o haber una emergencia, no dar mucha información de golpe porque no se puede procesar y almacenar en ese momento (generalmente se almacena la información de manera desordenada o partes de ella, sean pensamientos, imágenes, emociones o sensaciones). A veces incluso no se puede responder a preguntas o no de una forma coherente, por lo que no es un buen momento para formularlas y encima esperar una respuesta.

El cerebro reptiliano es el responsable de las respuestas de supervivencia nombradas anteriormente. Prepara al cuerpo para salir corriendo o luchar, pero también lo puede congelar, hacerse el muerto como hacen algunos animales que están ante su depredador, que es lo que les salva la vida. Aunque no seamos animales, la respuesta de congelación puede ser la que nos salve, por ejemplo, en casos de violación o abuso sexual. La mayoría de las veces no es posible la lucha (el otro es más fuerte), ni la huida. Conocer esta reacción normal puede ayudar a muchas mujeres a entenderse y no sentirse tan culpables por no haber hecho nada. En estos casos se da también esta reacción ante el efecto “sorpresa”, al sentir el comportamiento de una persona que no es agradable o traspasa fronteras, cuando esa persona es apreciada o conocida por la mujer o el niño/a, o que se supone que le ha de proporcionar cuidados. Estos dos hechos contradictorios no son fáciles de procesar, por ello puede que el cerebro actúe como si no hubiese pasado. Es esa fase de negación de la que a veces se habla. Es posible que la persona reaccione más adelante, cuando se presente otro hecho en el futuro, incluso años después. En el extremo estaría la disociación o la llamada amnesia traumática (olvidar parte o todo el evento). Esto último entraría dentro del cuadro de Trastorno por Estrés Postraumático (TEPT). Recientemente algunos estudios han localizado el área del cerebro relacionada con el TEPT. Podéis encontrar más información sobre ello (en inglés) en este artículo de Psychology Today. Y aquí podéis ver una imagen tridimensional de esa zona del cerebro.

¿Qué podemos hacer?

Tras el evento y la experiencia de congelación primera, se pueden hacer algunas cosas que nos ayuden a estar mejor o recuperar nuestro equilibrio:

  1. Moverse. Las gacelas salen de su estado de congelación sacudiendo su cuerpo. El sistema nervioso está como estancado/bloqueado, moverse, hacer ejercicio quema adrenalina y hace segregar endorfinas.
  2. Conectarse con otras personas. No hace falta hablar del trauma, de hecho para algunas personas es peor. Normalmente el bienestar viene de sentirse unido a otros y ser aceptado por los otros. Pedir apoyo de aquellas personas de confianza. A algunas personas les va bien participar en actividades sociales, aunque no tengan nada que ver con lo ocurrido, o ser voluntarios en una organización sin ánimo de lucro. Depende del tema, pueden haber grupos de ayuda mutua y puede ser beneficio acudir a ellos.
  3. Autorregular el sistema nervioso. Hay diferentes técnicas y métodos que nos sirven para disminuir el nivel de activación de nuestro sistema nervioso: desde la respiración, desde las sensaciones perceptivas (olfato, gusto, tacto, oido). o sensaciones que te den la sensación de estar arraigado (estar en contacto con la naturaleza, sentir las sensaciones de estar sentado, conectado al suelo o a objetos que se pueden tocar). La idea es de permitirse también sentir lo que se siente.
  4. Cuidar la salud: descansar suficientemente, comer de forma saludable, evitar hábitos tóxicos.
  5. No hace falta decirlo: buscar ayuda profesional si el tiempo pasa y uno se sigue sintiendo mal. Según algunos estudios (en el artículo citado) parece ser que una prometedora manera de mejorar el bienestar físico y mental es el trabajo de conectividad y simetría entre las diferentes áreas del cerebro (y aquí podrían entrar terapias de neuroprocesamiento como aquellas relacionadas con el arte y el movimiento del cuerpo).

Autor: Cristina Silvente (enero 18, 2017)

Fuente: https://cristinasilvente.wordpress.com/2017/01/18/en-estado-de-shock/#more-357