Un entierro digno para Sephora, la bebé de la patera

Reproducimos este artículo que pone en evidencia la última «indignidad» de los migrantes empobrecidos. No tener tan siquiera un lugar y un modo decente donde ser enterredos. Tener que salir de sus países empujados por las guerras o el robo de sus recursos naturales, ser considerados ilegales en nuestro país o no poder circular libremente entre países, ser encerrados en centros de internamiento…. todo es indigno.

La niña de 13 meses, ahogada en las costas de Gran Canaria, será enterrada hoy con una lápida con su nombre, un caso excepcional entre centenares de migrantes inhumados con un simple número

La diligencia del juzgado para proteger a la madre como víctima y la colaboración entre las instituciones y CEAR ha permitido dignificar la memoria de esta familia

Ruth podrá despedir hoy dignamente y “en la más estricta intimidad” a su pequeña Sephora en un cementerio de la isla de Gran Canaria. Esta madre marfileña, de 26 años, enterrará este jueves a su bebé, de solo 13 meses, y en su lápida se podrá leer para siempre su nombre.

Parece lo propio para honrar la memoria de cualquier fallecido, pero se trata de un caso excepcional entre los miles de muertos de las pateras que desde hace más de 30 años llegan a España. Salvo contados casos, los muertos del Mediterráneo o del Atlántico yacen sin nombre, con suerte con un simple número y la fecha del naufragio escritas en nichos desperdigados por decenas de cementerios de Canarias, Andalucía, Ceuta o Melilla.

Sephora Sahé murió ahogada en plena madrugada del pasado 16 de mayo por un golpe de mar que la alejó rápidamente de la patera en la que había llegado junto a su madre a la costa de Arguineguín, en el municipio grancanario de Mogán. Ruth, su madre, se desestabilizó al caer al agua con el impacto de la primera ola, pero con la segunda se desató el típico pañuelo africano con el que llevaba amarrada a la pequeña a su espalda y ya no volvió a encontrarla en la oscuridad de la noche, según su propio relato ante la jueza que le tomó declaración a la mañana siguiente. El cadáver fue encontrado al día siguiente por el piloto de una moto de agua que navegaba por otra playa cercana.

Dignificar la pérdida

“Hemos tratado de dignificar la situación, son personas que han sufrido mucho en sus países y en el viaje, y el entierro de hoy es el penúltimo paso porque aún queda por dar sepultura a la otra víctima” explican a la SER fuentes judiciales conocedoras de la investigación, que continúa abierta.

“Poder realizarle un entierro digno a esta niña. Un entierro en el que estuviera su nombre, acompañada de su madre y con todo el respeto de instituciones y de una organización y de la gente que conformamos CEAR, es un hecho excepcional. No suele ser habitual y realmente nos sentimos satisfechos de poder hacerlo por un lado y por otro, por dignificar también a las personas que fallecen de esta manera, que muchas veces quedan en el olvido, unas muertes ante las que prácticamente parece que estamos inmunizados ante ellas”, reivindica en declaraciones a la Cadena SER, Juan Carlos Lorenzo, coordinador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canariasla organización que acoge y acompaña a la madre.

Esta ONG fue la que se puso en contacto con el Ministerio de Trabajo, Migraciones y Seguridad Social, el encargado de la acogida humanitaria de los que llegan en patera, para poder llevar a cabo el entierro.

Palos y abusos sexuales antes de la tragedia

Según las fuentes judiciales, que han detallado a la Cadena SER el relato de esta tragedia, no fue el único familiar que Ruth perdió en esa patera. Había salido de Costa de Marfil junto a su prima Justine que a su vez traía a su hija de 8 años. Juntas “fueron obligadas a palos a subirse a la patera en las costas de Dajla (también conocida como Villa Cisneros, en el Sáhara Occidental) el sábado 11 de mayo.

Ruth se negaba a hacerlo porque le habían hablado de un barco y comida para ellas y sus niñas, pero al ver la precaria barca sintieron miedo y trataron de abortar el viaje, pero los marroquíes que lo organizaban le pegaron con palos en la espalda. Durante el viaje sufrieron abusos sexuales, tocamientos de todo tipo” reconstruyen estas fuentes a la SER. 11 marroquíes y 20 personas de países del África Subsahariana, entre ellos 4 niños comenzaron el viaje.

Llegaron 4 días después, “sobre las 15:00 horas” a las costas de Gran Canaria, pero los patrones de la patera esperaron a que cayera la noche para acercarse, “sobre las 20:00 horas los 11 marroquíes saltaron de la barca y dejaron a los subsaharianos solos a bordo” y ya pasada la medianoche, “el resto del grupo se acerca a la playa pero entre el oleaje y los nervios desaparece el bebé y otros dos adultos, entre ellos Justine, la prima de Ruth” afirman estas fuentes judiciales, que añaden que el juzgado está a la espera de un informe pericial de la policía que confirme que los chalecos salvavidas que les dieron eran falsos.

Justine se ahogó al pensar que su hija también había desaparecido

Tras pisar al fin la costa, Justine perdió el rastro de su niña de 8 años. En plena noche, sin luces para poder comprobar donde estaba y en medio de los gritos decidió lanzarse de nuevo al agua para comprobar si su pequeña seguía en la patera. Se ahogó tratando de buscarla cuando su hija en realidad estaba ya sana y salva en la playa. El cuerpo de Justine fue hallado a las pocas horas de la tragedia, flotando a casi 4 millas de la costa. El tercer cadáver que nunca fue encontrado corresponde al de Dominique.

Encerrada en comisaría sin saber nada de su hija

Poner nombres a esta tragedia ha sido posible gracias a la colaboración de instituciones, de ONG, de abogados bregados en tragedias como estas y a la diligencia de los profesionales que estaban de guardia el 16 de mayo en el juzgado de guardia de San Bartolomé de Tirajana. Y gracias a su titular, a Ruth la trataron como una víctima y la sacaron de la comisaría a donde la había conducido la Policía Nacional, “estuvo encerrada en comisaría, sin atención médica, con una fisura dolorosa en las vértebras e indicios de deshidratación mientras buscaban a su hija” denuncian otras fuentes jurídicas conocedoras del caso.

“Esto debería evitarse, debería haber un protocolo concreto para las víctimas de naufragios y evitar que estas situaciones se produzcan. Que una madre que ha perdido a su hija y que no sabe que ha sucedido con ella puedan estar en unas condiciones distintas y no en un entorno muy de política de Interior, como el de una comisaría, podemos avanzar sobre todo esto y aprender” reclama el responsable de CEAR en Canarias. De hecho, otra organización, Coordinadora de Barrios, presentó una queja por este caso ante el Defensor del Pueblo.

La diligencia del juzgado la protegió como víctima

Desde la madrugada hasta que “un policía local de San Bartolomé, vinculado a la Cruz Roja, avisa a media mañana del jueves a la jueza de la desesperación de esa madre. Es decir, la policía la tiene privada de libertad durante muchas horas cuando acababa de perder a su bebé, pero la jueza exige a la Policía que la traigan al juzgado y tras escucharla abre diligencias previas y la protege como víctima de abusos sexuales y de homicidio imprudente” detallan estas fuentes que explican que de inmediato la médico forense del juzgado formalizó un parte de lesiones“ de los palos antes de subirse a la patera” y fue derivada al hospital donde estuvo ingresada hasta el día siguiente.

De hecho, estas fuentes afirman que “ha sido fundamental la conciencia humanitaria de la forense, que tomó muestras de ADN a todos los posibles parientes de los fallecidos, lo que ha permitido identificarles” y poder llevar a cabo todo este proceso. En los próximos días esperan poder enterrar dignamente también a Justine.

Tres marroquíes acusados de homicidio imprudente y abusos sexuales

“Si un grupo de turistas, pongamos unas madres suecas salen desde aquí en barco y los marineros los abandonan y provocan un accidente y mueren algunos de ellos se abrirían diligencias inmediatas para identificar a las víctimas y a los posibles culpables. Para nosotros estas madres son como unas madres suecas o de cualquier parte, hay que dignificar a estas víctimas de las fronteras” explican fuentes jurídicas que han colaborado en las actuaciones.

Todos los testimonios de los subsaharianos apuntaron “a los 11 marroquíes como los organizadores. Identificaron a tres en una rueda de reconocimiento como los que abusaron de ellas sexualmente con todo tipo de tocamientos. No se ha encontrado al patrón“, añaden pero esos tres han sido acusados de presuntos delitos de homicidio imprudente y abusos sexuales. Por ello, desde el principio la jueza decretó la protección como víctimas sobre Ruth y el resto de mujeres y la niña de Justine, que está protegida en un centro de menores de la isla.

Atención psicológica también excepcional

La falta de protocolos para la atención a las víctimas de estas tragedias en nuestras costas ha sido denunciada en reiteradas ocasiones por numerosas ONG y entidades y dentro de sus reivindicaciones siempre han exigido atención psicológica. Ruth, sí la ha tenido por parte del equipo de CEAR en Gran Canaria, algo muy poco habitual para los supervivientes de los naufragios en patera.

Los dos psicólogos que la han arropado también la acompañarán hoy en la despedida de su hija, “ ella se encuentra muy afectada, se ha derrumbado en las últimas horas, especialmente al volver a hablar por teléfono con el padre de la niña, que sigue en Marruecos” han explicado desde CEAR.

Centenares de nichos de inmigrantes sin identificar en 20 años de naufragios en Canarias

Los cementerios de las Islas Canarias, especialmente los de Fuerteventura, Lanzarote y Gran Canaria están plagados de tumbas de náufragos migrantes sin nombre. Este verano se cumplirá 20 años del primer naufragio mortal. Se calcula que desde esa primera en esta ruta (el 26 de julio de 1999 en la playa de La Señora, en el sureste Fuerteventura, en el que murieron 11 jóvenes marroquíes) hasta ahorason más de 1900 los muertos “oficiales” entre las costas africanas y las canarias, según los datos recopilados en un especial de la Cadena SER. Es la estimación basada en las cifras del ministerio del Interior que contabiliza solamente los cadáveres recuperados y los desaparecidos que han sido buscados en algún momento por los medios públicos de vigilancia de fronteras o salvamento marítimo.

El de Sahé es el último por ahora de los más de 700 los cadáveres que se han podido recuperar en estas dos décadas en esta ruta atlántica hacia España, de los que la gran mayoría están enterrados en los nichos de las islas. De otro millar de náufragos desaparecidos, la mayoría tras salir desde las costas de Mauritania y Senegal, jamás se volvió a encontrar rastro alguno.

25 años desde la llegada de la primera patera

Este verano se cumplirá además 25 años desde que llegó la primera patera con migrantes a Canarias. Un cuarto de siglo de migraciones por vía marítima en el que poco más de 100.000 personas han llegado a las islas a bordo de 3.000 pateras. Fue el 28 de agosto de 1994 al pueblo pesquero de Las Salinas del Carmen, con tan solo dos saharauis, cuando quedó documentada la llegada de la primera barca.

“Este caso ha sido una buena práctica, se demuestra que cuando se quiere se puede. Una coordinación entre instituciones y entidades traen consigo situaciones mucho más favorables, mucho más garantistas, para la protección de derechos. Claro que es mejorable, igual que existen protocolos concretos para situaciones excepcionales, como grandes crisis humanitarias o situaciones de emergencia, para este tipo de situaciones debería existir lo mismo” concluye Juan Carlos Lorenzo, que hoy acompañará a Ruth a enterrar a Sephora, que de manera excepcional evita ser añadida a la lista de la vergüenza de los miles de nichos sin nombre, que sigue generando este sistema fallido de gestión de fronteras.

Fuente: https://cadenaser.com/ser/2019/06/06/sociedad/1559775611_983706.html