Una madre en un campo de refugiados

Ninguna Virgen con el niño
podría conmover su ternura por un hijo,
pronto debería olvidar…

El aire estaba tan pesado con los olores de diarrea
de niños no lavados con costillas macilentas
y traseros desecados balanceándose con pasos dificultosos
detrás de vientres vacíos reventados.

Otras madres allí
hace rato han parado de cuidar, pero noesta,
ésta sostiene una sonrisa fantasmal entre sus dientes,
y en sus ojos la memoria
del orgullo de una madre….
ella lo había bañado
lo había masajeado con las palmas desnudas.

Ella tomó de su atajo de posesiones
un peine roto y peinó
el cabello color ladrillo que quedaba en su cráneo.
Y luego-zumbando en sus ojos-comenzó cuidadosamente a separarlo

En su antigua vida eso era tal vez
un pequeño acto cotidiano sin consecuencias,
antes de su desayuno y de la escuela,
ahora ella lo hizo
como poniendo flores en una tumba diminuta.

Chinua Achebe (Nigeria)